Enfermos de exceso y desigualdad.

Son muchos los organismos sanitarios de todo el mundo que nos están advirtiendo, desde hace ya bastante tiempo, de que consumimos demasiados productos hiperprocesados y de su impacto negativo en nuestra salud. Estos productos los encontramos en cualquier tienda de alimentación, ya sea grande o pequeña: Para conseguir un paquete de salchichas frankurt sabor barbacoa no es necesario acudir al hipermercado, es más que probable que la tienda de nuestro barrio también los tenga.

Este nuevo sistema alimentario que hemos generado podemos calificarlo sin lugar a equivocarnos como “obesogénico”.

Imagen de Pinterest. Escultor Mu Boyan
Imagen de Pinterest. Escultor Mu Boyan

Me resulta muy paradójico pensar que hemos creado un mundo en el que tenemos casi 1.300 millones de personas en este mundo enfermas de obesidad ( la primera pandemía no infeciosa ) o sobrepeso. Sin embargo una de cada siete padece algún tipo de malnutrición, y muchísimas otras padecen hambre oculta ( véase el vídeo ). Se sospecha que son muchas más las personas que la padecen, lo que ocurre es que no están cuantificadas. ¡Ojo! No penséis que me refiero el cuerno de África o a lugares recónditos de Asia, no, no… En España hay gente que pasa hambre, lo que sucede es que tratamos el tema con eufemismos o simplemente escondemos el problema debajo de la alfombra. Por tanto, sin miedo a equivocarnos podemos decir que  la prevalencia del hambre oculta es un problema muy grave de escala mundial.

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Sin duda alguna, estamos hablando de una crisis de salud pública que tratamos de atajar con obcecación a través de remedios farmacéuticos del tipo suplementación vitamínica y complementos nutricionales, por ejemplo, para niños o niñas ( o personas mayores) con sospechas de ingestas inadecuadas, en vez de dar alternativas a través de la educación y la alimentación de verdad, para favorecer una relación saludable con los alimentos y fomentar una vida activa, lo que se hace es inventar «polvos milagrosos» (cuando en realidad esos productos solo son adecuados para la práctica clínica y bajo supervisión profesional), para mejorar, supuestamente, la salud de las personas. Pues no. Considero que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos a desmantelar todo este sistema creado, que lo único que realmente está consiguiendo es que nuestra alimentación, y en consecuencia nuestra salud, sea mucho más pobre.

¿Y si dejamos de buscar la solución en la medicalización de nuestra alimentación? La propuesta es atacar el problema de raíz para luchar contra todo aquello que debilita nuestra alimentación y nuestra salud:

  • Grabar con impuestos los productos insanos

  • Reglamentar / legislar los productos ricos en grasas saturadas, grasas trans , azúcares añadidos y sal.

  • Reglamentar / legislar la publicidad que se hace de estos alimentos.

  • Evitar que a la industria alimentaria tenga voz y voto en las políticas de salud pública.

  • Una nueva política que realmente muestre su apoyo a la agricultura y a los agricultores, dando subvenciones eficaces que sustenten la producción local de alimentos saludables.

El dereocho a la alimentación es incoporado como un derecho humano en el artículo 25 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la cual se reconocen la dignidad y la igualdad inherentes a todas las personas. Sin embargo, este derecho no debe limitarse a la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos o que los tengamos en cantidades suficientes, sino que debemos dar un paso más allá para conseguir un sistema alimentario saludable. Es precisamente por eso que considero vital que los gobiernos se impliquen de manera decidida para que todos disfrutemos de este derecho así entendido.

Foto de Pinterest
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Son muchos los motivos que nos han llevado a esta situación: La industrialización del sector agroalimentario, la comercialización de los alimentos a través de grandes superficies, el estilo de vida complemente sedentario o una supuesta «falta de tiempo» como factor limitante han conseguido dar un vuelco a los buenos hábitos provocando un tsunami de salud pública.

Reflexionando, considero que la respuesta a por qué ha sucedido todo esto, está en la historia. Las guerras y las hambrunas han provocado que los gobernantes de turno, seguramente con buena voluntad, hizo que se preocuparan por que los ciudadanos tuviésemos siempre un excedente calórico. Démonos cuenta que esta visión hoy en día ya no es válida, es simplista. Ahora sabemos que no todas las calorías son iguales, que el precio importa, y que es muy importante saber a qué público nos dirigimos y el tipo de publicidad qué creamos. Los gobiernos no se pueden quedar indiferentes ante todo ello.

Por ejemplo, en el año 2010 se sabe que las empresas de agroalimentación estadounidenses invirtieron 8.500 millones de dólares en publicidad y marketing frente a los 44 millones que destinó el gobierno norteamericano a la promoción de la alimentación saludable. Imagináis que el resultado sería el mismo que si mis amigos y yo nos pusiéramos a jugar un partido de fútbol contra Messi, Neymar, Suárez, Iniesta, Busquets y compañía…Vaya, David contra Goliat pero sin final feliz.

Estas salchichas que nombrábamos al principio de este artículo, si se producen, se distribuyen y comercializan tan fácilmente es gracias a que han conseguido instaurarse y normalizarse en nuestro día a día. Este elevado grado de procesamiento de los alimentos es el que nos está enfermando. Ahora en nuestra alimentación actual hay más ácidos grasos trans, azúcar y sal que nunca y esto hace que nuestros niños y niñas crezcan adictos a la comida basura. Que levante la mano quien haya escuchado alguna vez:

– Mamá, Papá… quiero brócoli con patatitas hervidas.

Qué lástima que nos haya sonado a chiste…

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En los países más desarrollados, son las personas más desfavorecidas económicamente las que más fácilmente pueden caer en la comida basura ya que es realmente barata y fácil de elaborar, frente a los productos frescos y de temporada. Esto es sin duda alguna el resultado de malas políticas , políticas que benefician a la industria alimentaria pero que están acabando por destruir la salud de la población.

La ONU y la OMS vaticinan que en 2030 seremos varios de millones de personas menos en este planeta a causa del cambio climático, contaminación del aire, la falta al acceso a agua potable, las hambrunas, y otras tantas personas menos debido por enfermedades no transmisibles ligadas a la alimentación. Apostar por la medicalización y la farmacología como solución a nuestros problemas de salud es un error. Apostar por alimentos funcionales y/o enriquecidos para arreglar los problemas de nuestra alimentación es otro error. Son parches.

Lo que de verdad necesitamos es que los gobiernos apuesten por políticas de prevención mediante la educación nutricional     (de base, en las escuelas sobretodo), olvidarse de mercadear con la alimentación y de tener un sistema sanitario que vele por la excelencia del mismo, por sus usuarios y apueste por la prevención. En el caso de España pasa por dos aspectos que considero muy importantes: incluir al dietista-nutricionista y Licenciados/as en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en el sistema nacional de salud, y en segundo lugar cumplir la legislación vigente. Y digo cumplir porque la ley de Seguridad alimentaria y nutrición nació en Julio de 2011, y de acuerdo a la cual se tenía que haber desarrollado un reglamento para evitar la presencia de bollería industrial y bebidas azucaradas en los institutos. En ambos casos…SILENCIO… ¿y no puede ser así! Y me refiero al silencio de la ciudadanía por que la asociación de bebibas refrescantes (ANFABRA) sí que se encarga de manifestar su desacuerdo cuando se toman medidas que no les convienen. Esto último sucede poco.

Estas políticas serán las que nos protejan para tener una alimentación adecuada y sólo será posible si enderezamos el rumbo.

Artículos de Interés:

Jovenes sobradamente sedentarios: http://elpais.com/diario/2010/09/02/madrid/1283426656_850215.html

KIDMED: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15482620

ELCSA: http://www.fao.org/3/a-i3065s.pdf

OMS: la doble carga de la nutrición: http://www.who.int/childgrowth/4_doble_carga.pdf

VII Informe de Vulnerabilidad Alimentaria

WHO Global Database on Child Growth and Malnutrition

WHO Global Database on Iodine Deficiency:

 

Vídeos para reflexionar:

https://www.youtube.com/watch?v=VDeHXT5J21A

https://www.youtube.com/watch?v=_Gd66V6paa4&feature=youtu.be&list=PLKRI82_bZTh6hpQKh5AqlUyctt0_TkNVS

Gracias por el interés.

Artículo de Joan Carles Montero

9 Comments

    1. Hola Belén! Gracias por leernos ( leerme ).

      Efectivamente la tecnología alimentaria es un factor importante para la seguridad alimentaria, lo que ocurre es que son muy pocos casos en los que van de la mano de la salud.
      En mi opinión la industria alimentaria se ha convertido un poco en » el enemigo» por hacer y deshacer a su antojo sin tener en cuenta las necesidades de los consumidores, nos las crean y son falsas y en la mayoría de los casos insanas.
      Su estrategia debe cambiar.

      Abrazo y gracias !

      JC

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  1. Hola Joan Carles Moreno!
    Me ha gustado mucho tu artículo y me ha gustado mucho la frase «considero que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos a desmantelar todo este sistema creado…..» estoy de acuerdo contigo y dado que te veo muy interesado en el tema (tanto como para escribir este artículo) te recomiendo que busques información sobre Sistema Curativo por Dieta Amucosa de Arnold Ehret, o «El reto de las mentes» de Diego Conesa donde están todas las respuestas, las únicas. Saludos!

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  2. Felicidades, muy buen artículo.
    Crítica pero con soluciones constructivas.
    Gracias por escribirlo, lo comparto para que lo lean más personas y llegue donde se toman soluciones.

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