Los farmacéuticos somos esa profesión que se mueve ente la navaja suiza y el ungüento amarillo, ¿qué quiero decir con esto?….cuando acabe esta reflexión seguro que me entenderéis.
La semana pasada leí un par de tuits que muestran claramente por qué somos “ungüento amarillo” que, según el refrán popular, “para todo sirve y para nada aprovecha”·.
Por una parte, en la cuenta de @ffpaciente, aparece este tuit donde habla del paciente como centro del sistema del salud y de todos los profesionales implicados en su cuidado, hasta aquí todo bien, pero la realidad me lanzó un buen jarro de agua fría al ver que el farmacéutico no aparecía por ningún lado, ¿Cómo interpretarlo? ¿El farmacéutico no cuida del paciente? ¿el farmacéutico no pertenece al sistema?Después de que varios farmacéuticos nos quejáramos, se nos prometió modificar el esquema.
Pasados unos minutos —no sé cómo—, fui a parar a un tuit de un una persona que asistía al VIII Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico y mantenía una conversación con una Federación de Enfermería, en la que manifestaba: “… paciente, enfermera y médico de familia, equipo de “crónicos” particularmente. At.centrada en paciente, calidad , calidez , seguridad”.
¡Toma ya!, de nuevo el farmacéutico desaparecido, ¿Cuántos pacientes crónicos vemos al cabo del día? ¿No les tratamos con calidad, calidez y seguridad?
Diariamente, montones de pacientes llegan hasta los mostradores de las oficinas de farmacia con todo tipo de demandas. Una buena parte de ellas son requerimientos de otros profesionales sanitarios que nos llegan a través del paciente, como adelantar medicaciones hasta que el paciente pueda ser recibido para obtener la receta, proporcionar un código nacional del pañal, una bolsa de ostomía, un apósito adecuado para el paciente pero con el que no se acaba de acertar, recuperar listas de medicamentos del histórico de compra…. Y todo esto lo hacemos de mil amores, encantados de dar un servicio sanitario de calidad.
Diariamente explicamos y anotamos posologías y modos de administrar medicamentos, enseñamos cómo usar inhaladores y cámaras (a veces a petición del médico saturado), revisamos medicaciones, derivamos situaciones que pensamos no son de nuestra competencia en lugar de hacer ventas inadecuadas, advertimos sobre interacciones o efectos adversos de los medicamentos…
Os cuento como ejemplo una situación que atendí hace unos días: un cliente habitual, anciano, recién dado de alta hospitalaria tras 19 días de UCI y 21 en planta, aún con los drenajes. Su esposa, con incipientes síntomas de Alzheimer, y angustiada por la nueva situación, presenta cuatro recetas, de las cuales el medicamento que se prescribía en una de ellas no existía, en el informe de alta el antibiótico no se reflejaba y se le dice que ha de seguir con la medicación habitual más la del alta hospitalaria. Resultado…¡¡¡un belén!!!.
Pues bien, tras cuatro llamadas al hospital para localizar a distintos médicos y que cada uno me aclarara una cosa, pudimos decidir la medicación para esa tarde-noche que se preparó con instrucciones escritas en pastillero aparte. Se encontraron al menos tres interacciones entre medicación habitual y nueva, y una duplicidad, con lo que preparamos un folio de interconsulta para el hospital, a fin de saber qué principio activo se quería administrar con ese medicamento inexistente y si se reafirmaban o no en la nueva medicación a la vista de la medicación habitual. Aparte tuve que preparar otro folio de interconsulta para el médico de atención primaria notificando las interacciones detectadas y algunos otros pequeños detalles para poner al día la receta electrónica.
Resolver esta situación nos llevó 45 minutos, cuatro llamadas al hospital y una a la hija del paciente. El importe final de la venta fue de 9,70 € de los que el paciente aportó 0,97 €, pero el trabajo bien hecho no tiene precio.
A pesar de todo, nuestro trabajo hecho en muchas ocasiones con excelencia, ahí estamos, parecemos el “ungüento amarillo” de la sanidad, valemos para todo eso que os he contado y muchísimo más, pero parece que no servimos para nada a los ojos de otros profesionales sanitarios.
Por otro lado, los farmacéuticos también somos la “navaja suiza”, ya sabéis, de esas que son pequeñas, pero que llevan todos los utensilios habidos y por haber. Este aspecto nos lo mostró @Superlalopez en una conversación-debate que tuvimos en un grupo de farmatuiteros recordándonos todas las cosas que hacen las farmacias, sobre todos las rurales, fuera de lo que sería nuestro cometido. Esta es la labor socioasistencial que no recoge ninguna institución ni protocolo.
Cuando propuse a mis compañeros que contaran sus experiencias lo hice bajo el HT #BoticarioUtil, pero la farmacia Alcazarén fue más allá y propuso #EstoNoMeLoEnseñanEnLaFacultad y lleva toda la razón. Una buena muestra la tenemos aquí:
@Superlalopez: la mesa camilla con brasero de su rebotica extremeña, la ha visto hacer el papel de muchos personajes: lectora de cartas (todavía hay personas analfabetas), consejera sentimental, jurado de calderetas, mediadora en disputas de tierras y ganado, medición de fincas, discusiones de caza, coger bajos de pantalones. Tampoco se ha privado de haber tenido que «apechugar» con la muerte de una persona en la misma farmacia, con todo el movimiento de sanitarios, personal judicial, fuerzas del orden y de papeles que ello supone. Explicar qué es Debe (D) y Haber (H) en la cartilla del banco, dar charlas sobre piojos en la guardería del pueblo, ayudar en una autopsia porque el forense estaba solo (la policía municipal estaba en otros cometidos), dar tu opinión sobre el próximo tatuaje que se van a poner.
@ANAMIGALLONGIL: psicóloga, asistenta social, geriatra, pediatra, planificadora familiar, perita caligráfica, supervisoras sexuales de personas maduritas, defender la intervención de algunos facultativos ante comentarios de pacientes iracundas.
@MGdolores: cálculo de intereses de Cofidis, ayudar a pesar y distribuir equipaje para un viaje de fin de curso, poner en marcha electrodomésticos varios, mediador matrimonial, gestión de desmayos varios, asistir y curar a una niña víctima del robo de un coche ante la farmacia, en el cual viajaba la pequeña y que el ladrón se llevó consigo y abandonó unos kilómetros después.
@susitravel: pesar ingredientes para una receta de cocina, llamar taxis para «recoger» personas con bastante alcohol en su cuerpo, proteger a una persona de un brote psicótico de un familiar para evitar denuncia policial, buscar cómo detalle de boda cajas de medicamentos con prospectos de risa, ayudar a mujeres a dar el paso de interponer denuncia por malos tratos, ser juez como catador de boquerones en vinagre.
@yencasodeduda: lectura del folleto de instrucciones de una nevera para poder descongelar.
@farmamarta: que una persona que está comprando en la farmacia entre en estado crítico y tengas que llamar a la UVI móvil , asumir el rol de consejeras sexuales (ante la solicitud de juguetes eróticos tales como huevos masturbadores).
@farmaalcazaren: tener que transformarse en mecánico para arreglar sillas de ruedas.
@tufarmaciaamiga: corte de bastones con serrucho y otros bricolajes.
@LurDCS: informar cómo funcionan las tarjetas del banco, hacer la declaración de la renta, asistencia de ataques de asma in situ.
@Elmostrador20: interpretar y explicar cartas de hacienda, configurar móviles, rellenar papeles oficiales.
@boticariagarcia: adivinar qué era el agua roja para marcar las gallinas (mercromina), explicar el recibo de la luz, hacer con el ordenador un cartel para el buzón , leer SMSs a quien no sabe usar el móvil, probar el punto de sal de las lentejas, pedir cita por teléfono o Internet para el médico.
@farmaciacarmen: pedir los papeles para obtener la nacionalidad de un inmigrante por Internet.
Por lo que a mí respecta, una de las experiencias que más me impactó fue el haber participado durante cuatro años, en mi ejercicio rural, en un programa de “Deshabituación con metadona”, ya que en alguna ocasión tuve que ir, con la medicación correspondiente, a buscar a pacientes que no habían acudido a su cita habitual, para evitar una recaída; y también me ha enriquecido como profesional haber conocido el lado más humano y muy vulnerable, de las personas que participaron en dicho programa ya que me dieron mucho cariño.
Siguiendo mi «curriculum» asistencial debo citar varias situaciones difíciles como asistir a la muerte de dos chicas muy jóvenes (clientes tanto ellas como sus familias), y que la policía te pida que les ayudes a comunicárselo a sus madres; esto no es fácil de olvidar. Que alguien venga a la farmacia a tomarse la presión arterial porque “no se encuentra bien” y acabes desalojando la farmacia y porque está sufriendo a una hemorragia digestiva y recibiendo instrucciones del médico por teléfono mientras llega la ambulancia. Mediar entre padres separados que no quieren devolver el niño a su expareja , tener que administrarle paracetamol por que el niño estaba febril y acabar dándole de cenar mientras convences al padre para que deponga su actitud y devolver el niño a las 23h para que la cosa no pase a mayores.
Asistencias a caídas y atropellos por motos, bicis…..en Barcelona es habitual. Que entre un anciano desorientado y al final, después de muchas pesquisas, averiguar que vivía en una residencia, telefonear y devolverlo sano y salvo. Me ha tocado también ayudar en una deshabituación tabáquica, guardando los chicles de nicotina a petición del paciente para de ese modo al venir a recoger su “dosis” diaria, ese momento le sirva para valorar la evolución y le da nuevas fuerzas.
Un caso especial fue el de una turista de Dinamarca de vacaciones en Barcelona con su hijo, al que tuvieron que ingresar durante 15 días. Se alojaba a en el hotel justo al lado de la farmacia, fue a pedirme su medicación habitual que se le había acabado, se la proporcioné y me contó lo que pasaba. Cada mañana me la encontraba y le preguntaba cómo iba todo, ella me explicaba y , así, de este modo, ejercí esos días como improvisado familiar . Al marchar le resumimos traducido el informe y la medicación. Al día siguiente, al llegar a la farmacia, me encontré un precioso ramo de flores con una tarjeta con su dirección y una nota invitándome a que la visitara a su país.
Todo esto que parecen cosas sin importancia también forman parte del entorno de salud, por eso somos como las “navajas suizas”, tenemos recursos que ni nosotros mismos sabemos hasta que llega el momento de utilizarlos.
Aunque algunos crean que somos el ungüento amarillo, no es verdad, para mucha gente somos bálsamo de Fierabrás, poción mágica capaz de curar casi todas las dolencias, a veces tan solo con ir a consultarnos.
Mis compañeros y yo estamos muy orgullosos de ser farmacéuticos y sabemos la importancia de nuestra labor. Por ello seguimos trabajando día a día sin esperar grandes recompensas pero con la esperanza de que otros también se den cuenta de lo que hacemos y nos otorguen el reconocimiento que nuestra profesión se merece.
Elena Sáiz
Cuál es el problema con el farmacéutico? Hace tiempo caí en la idea que la OF y su vínculo comercial nos es perjudicial. Después vi que no era así o no es esa la razón. O acaso no vemos una situación parecida con nuestros compañeros especialistas? La única diferencia es ellos llevan años luchando y defendiendo su status y valor añadido. No, no es culpa del mostrador. La culpa es la falta de cultura: la cultura de trabajar en equipo. La cultura de pensar en «nosotros» en vez de «yo». La cultura de pensar antes en los beneficios para la sociedad que en los beneficios propios o en el propio prestigio. Basta de absurdidades inpropias del s XXI. El farmacéutico ha demostrado MUCHAS veces su gran potencial para ayudar al sistema sanitario ser más eficiente. Es hora de actuar para no estar toda la vida llorando a nuestros propios compañeros para que nos hagan caso y se acuerden de nosotros. Hay que cambiar esa percepción desde el ejemplo y la acción demostrando con evidencias todo lo que estoy contando. Hago extrapolable la petición a dietistas-nutricionistas, fisioterapeutas, psicologia…
Juntos llegamos más lejos. Es el momento de hacerlo realidad.
Gracias por tu post Elena!
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Hola,
todos tenemos claro la importancia que tenéis. Además estoy seguro que hay algún «personaje» más que debe faltar… es algo normal, incluso olvidarte de los más importantes. He llegado a estar en charlas sobre pacientes que se menciona a todos menos al paciente y de hecho ni eran ponentes (esto último bastante habitual.
Dijo Kart Lagerfeld «es bueno ser importante, pero más importante es ser bueno» y vosotros lo sois
abrazos
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Gracias por seguirnos! XD Tratamos de dar nuestros puntos de vista a la par que buscamos la mayor veracidad posible.
Un fuerte abrazo!
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